En Athlon sabemos y reconocemos la importancia de formar ciudadanos competitivos, competentes y éticos para el mundo.
Uno de los pilares de nuestro modelo educativo es la competencia positiva. A partir de una pedagogía centrada en las competencias (saberes, habilidades y aptitudes), formamos en valores a nuestros estudiantes. En Athlon, además de forjar excelentes deportistas, queremos, sobre todo, formar excelentes personas.
En qué consiste la educación para la competencia positiva
Nuestro modelo busca que los estudiantes logren los objetivos de aprendizaje a partir del desarrollo de competencias vinculadas a la sinergia entre lo individual y lo social (impacto positivo en el mundo). El modelo centrado en competencias se sustenta sobre un triángulo formado por tres elementos relacionados entre sí: el saber (conocimientos), el hacer (habilidades) y el ser (aptitudes/valores/ética). Si uno de estos elementos falta, el triángulo no funciona.
La práctica del deporte y su relación con los valores, se convierte en una práctica social e individual que incorpora este triángulo en la formación integral de nuestros estudiantes; es decir, la cancha se transforma en un escenario que expande las posibilidades formativas desde lo técnico, táctico y físico hasta la formación en valores.
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El método Lineker y la competencia positiva
Gary Lineker es un ex futbolista inglés, goleador de la copa del mundo México 86 y considerado uno de los mejores centrodelanteros de su época. Es uno de los pocos jugadores en la historia del fútbol que no recibió tarjetas amarillas durante su carrera profesional.
Este último punto lo ha convertido en un referente no solo del “Fair Play”, sino también del trabajo limpio y enfocado hacia la consecución de metas. El ejemplo de Lineker, nos sirve como inspiración y nos ayuda a transmitir un mensaje a todos nuestros estudiantes: los logros deportivos y profesionales son válidos cuando los alcanzamos con compromiso, justicia y ética.
En resumen, el pilar de la competencia positiva se puede definir en dos puntos:
- Competitividad: Jóvenes motivados, inspirados y formados a partir de competencias (integralidad entres los saberes, las habilidad y las aptitudes) para alcanzar objetivos y convertirse en profesionales exitosos.
- Competencia: Jóvenes conscientes de que no “vale todo” y que ganar a cualquier precio, pasando por encima de otros, es una práctica nociva y perjudicial para la sociedad. En otras palabras, jóvenes éticos y responsables de sus actos.
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La competencia positiva como uno de los pilares de nuestro modelo educativo, permite enseñar la importancia de los valores para formarse integralmente y contar con herramientas que permitan triunfar dentro y fuera de las canchas.
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